Biometría conductual: la huella de identificación del futuro

Diversas empresas alrededor del mundo están desarrollando nuevos mecanismos para reconocimiento de identidad.
Ante las nuevas modalidades de robo y estafa que se han desarrollado debido a la revolución tecnológica de los últimos 25 años, diferentes compañías de seguridad a nivel mundial están alertas para reducir estos delitos que afectan a entidades bancarias, tecnológicas y gubernamentales.
Por tal razón, éstas apuntan a seguir transformando los mecanismos existentes y lograr mayor trascendencia para control de la identidad.
En este sentido, se busca potenciar a la biometría existente (voz, dactilar, iris, facial y objeto) con miras a tener mayor control para evitar casos de suplantación de identidad y robo de datos. Expertos en materia de seguridad aseguran que se han detectado nuevos factores de riesgo en este campo, los cuales podrían presentar fallas en la seguridad a futuro. Por eso, están desarrollando otros mecanismos de control a la identidad basado en el patrón de comportamiento de un usuario a partir de sus interacciones. Se conoce como: biometría conductual.
¿Cómo se puede ejecutar tal mecanismo de biometría?
A partir de la digitación de una clave, la cantidad de dedos que emplea para ejecutar una determinada tarea informática, movimientos que hace con el ratón del computador y la cantidad de toques a la pantalla del móvil.
Señalan que la biometría conductual ayuda a recopilar el perfil de un usuario, tener una alta precisión de identificación y obtener una base de datos de potenciales criminales informáticos.
Aunque es una novedad bastante interesante, expertos aseguran que esto funciona como un complemento a los mecanismos de biometría existentes que utilizan filtros con alto grado de confiabilidad para disminuir riesgos.
El negocio de validación e identificación de datos sigue dando pasos de gigante. Según la consultora McKinsey, se estima que este año el negocio de la verificación y validación de identidades mueva unos US$10.000 millones en ingresos, que se duplicarían hacia el 2020.
Fuente: Revista Dinero
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